Quien lleve algún tiempo navegando entre bitácoras se habrá percatado de que es prácticamente imposible clasificar blogs o, si queréis, que pueden existir tantas taxonomías como taxonomistas; desde posiciones de extrema simpleza, como la de Seth Godin (a la que llego gracias al indispensable Daniel Martín), a otras más complicadas pero en nada esclarecedoras, como las que encontramos en los directorios de blogs y que sirven, a mi modo de ver, para tener una orientación o sugerencia muy simple de lo que podemos encontrar allí enlazado. En fin que la cuestión es muy compleja, ya que los blogs (y sus emisores y sus receptores) que permenecen es habitual que pasen por diferentes etapas lo que provoca las diferencias de orientación de los textos. Es esa una de las muchas diferencias entre un blog y una obra literaria tradicional: el hacerse en el tiempo.

Así y todo, una de las primeras tentaciones del lector y autor de blog es clasificar y clasificarse. En mayor o menor medida, los blogueros hemos caído en la tentación intentado aportar nuestro granito de arena en el maremagnum blogosférico. En el primer articulillo que escribí sobre blogs en 2003, de manera ingenua intenté aportar mi propia clasificación de lo que por entonces eran las bitácoras. Como es lógico, se trataba de una propuesta muy simple y fruto de la osadía que en ocasiones es consecuencia de la ignorancia, pero ya señalaba allí cómo debería llegarse no a una clasificación de blogs, sino más bien a una clasificación de posts. Por ese camino es por el que actualmente parece que van y deben ir los tiros, salvo en el caso de algunos weblogs que nacen con una finalidad concreta (un tema, una actividad, un proyecto de trabajo común) o que son obra de personas muy rigurosas en las actividades que acometen. Incluso en el caso de los blogs educativos, que construyen su propia esfera dentro de la blogosfera por su gran unidad intencional, encontramos la alternancia de posts de enlace asépticos con otros discursivos y, a menudo, personales. Es lógico y es lo que hace interesante leer bitácoras, según mi opinión.

Como no me encuentro capacitado en este momento para enfrentarme a una clasificación de posts ajenos, me limitaré a sugerir un tipo de post que me resulta interesante y que he practicado en alguna ocasión en sus diferentes variantes ya que creo que ilustra a la perfección la inmediatez del medio: el post de la rabia.

El post de la rabia, tal y como yo lo entiendo, es el que se escribe aporreando el teclado. Se trata de un texto en el que aflora el YO del bloguero movido por algún acontecimiento externo, bien sea de la realidad-realidad (un atentado, un accidente, una determinada situación política, personal o social, etcétera), bien de la realidad construida, virtual o cultural (algo leído o visto en la Red, en los medios). En ocasiones el bloguero no puede evitar lanzarse sobre su teclado para manifestar su desacuerdo, su rabia o el impacto recibido por un hecho o una lectura. Son posts escasamente meditados en los que el autor no pone especial atención en la forma, sino más bien en el contenido ya que prima lo referencial. Como es lógico pensar, este tipo de entradas suelen girar en torno a un enlace que extiende el texto y lo justifica, aunque también pueden adoptar la forma de relato de acontecimientos con explicitación posterior de la posición del autor de la bitácora, de su rabia, o con ausencia de ella.

El post de la rabia puede presentar dos variedades. Por un lado situaría los posts de la rabia explícita, es decir, aquellos que incluyen la referencia motivadora (enlace, relato o lo que sea) y la expresión de la posición del autor. Como es lógico pensar, se trata de entradas de mayor extensión, frente a los posts de rabia implícita que solamente muestran para que sea el lector quien adopte su propia posición. Es evidente que en el segundo caso el autor siempre canaliza la interpretación de su escrito, pero lo hace mediante mecanismos que podríamos llamar indirectos o de sugerencia (texto entre exclamaciones, ironía mediante un léxico excesivamente positivo, contraste entre lo verbal y lo no verbal, etcétera) que en algunos casos solamente muestran el camino hacia el pensamiento del autor en el contexto de su propio blog y, por tanto, para sus receptores habituales.

Un comentario en “El post de la rabia

  1. Muy interesante la entrada, José Mª, sobre todo porque el comportamiento bloguero que constatas parece un rasgo bastante específico de la inmediatez y subjetividad de los blogs. Material para la futura poética, sin duda.

    Otro aspecto que tiene mucha enjundia es el que señalas en el primer párrafo: lo de «hacerse en el tiempo» como rasgo específico de los blogs. De hecho, llevo algunos días tomando notas para un posible artículo sobre la poética de los blogs y la temporalidad, y creo que justamente uno de sus aspectos esenciales es ese, el de que a través de los blogs se asiste a un work in progress, con todo lo que ello supone.

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