«Estos días azules
y este sol de la infancia»
Antonio Machado (Collioure, febrero de 1939)
Mañana, 22 de febrero, se cumplirán setenta y siete años de la muerte de Antonio Machado. Buen momento, pues, para recordarlo, aunque las modas de hoy no favorezcan su obra. También, creo, es oportuno recordar al hermano, a Manuel, pese a que las modas tampoco estén de su parte. ¿A favor de quién están las modas, caramba?
En 1971 Ricardo Gullón publicaba un libro esencial, Direcciones del Modernismo. En él, acababa el crítico con la artificial distinción entre Modernismo y Generación o Grupo del 98. Cuarenta y cinco años después —¡Ay, el tiempo!— los libros de texto al uso siguen abordando la cuestión como si de dos fenómenos perfectamente distinguibles se tratase. Es luchar contra molinos de viento. Incluso quienes estamos convencidos de que 98 y Modernismo son la misma cosa acabamos traicionándonos y dedicándoles espacios separados en nuestras humildes aportaciones, cuando debiéramos armarnos para la batalla y tratar el periodo como lo que es, la contribución hispánica a la crisis que puso fin al siglo XIX y abrió las puertas del XX. Nada más y nada menos. Pero no, seguimos erre que erre con el esteticismo modernista y la reflexión noventayochista; con la brillantez verbal de unos y la sobriedad de los otros; con la tendencia a la evasión de los primeros y el compromiso de los segundos. Relegamos constantemente lo que tienen en común, así como los matices y evoluciones personales que niegan tozudamente la existencia de un Modernismo enfrentado a un Grupo del 98.
El caso es que en un panorama divulgador tan simplificador, los hermanos Machado suelen emplearse como un argumento de primer orden para sancionar la diferencia. Manuel es el poeta del Modernismo, esteticista, frívolo, tendente a la evasión en cuanto puede, ideológicamente conservador; Antonio, en cambio, es el hombre del 98, sobrio y reflexivo, comprometido y progresista. «El mundo está bien hecho», que diría Jorge Guillén: dos hermanos nacidos con un año de diferencia; dos poetas que representan los dos movimientos de principios de siglo. Asunto resuelto. Pasemos a otro tema, que queda mucho contenido por delante y poco tiempo.
Sin embargo, las cosas no son tan sencillas, obviamente. Una lectura superficial de sus poemas puede sembrar muchas dudas en nuestro planteamiento. Resulta que en la obra de ambos escritores pueden encontrarse las mismas influencias (Bécquer, Verlaine, el flamenco, Rubén), unos temas equivalentes (Andalucía, Castilla, la melancolía y soledad), algún proyecto común (las obras teatrales escritas mano a mano), incluso el tratamiento de los mismos subgéneros líricos (el retrato modernista, la saeta flamenca). Es más, si atendemos a sus biografías podría comprobarse cómo los dos hermanos compartieron experiencias similares (la Institución Libre de Enseñanza, viajes a París, vida bohemia, serenidad vital tras el matrimonio, impacto de los azares de la guerra civil). Dejaré a continuación un esquema a modo de resumen:

A la luz de estas coincidencias podríamos recuperar el ejemplo de Plutarco y trazar unas vidas paralelas de los hermanos Machado. Evidentemente, en ese recorrido encontraríamos diferencias de tono, distintas ópticas desde las cuales ambos poetas se enfrentaron a una columna vertebral de cuestiones comunes. Pero quizás la principal diferencia la dejase escrita Manuel en un certero poema sobre sí mismo que poco tiene que ver con la adscripción a un determinado movimiento artístico:
Sensual, epicúreo, decadente
-amigo de gozar y «divertirse»,
como dice la gente-
he sabido poner en la alegría
el ajenjo de la melancolía,
y sé también sufrir alegremente.
Y… nada más. En mi conciencia inquieta
vigila el Bien. Espero,
sin saber qué. Y, en tanto,
me anego en risa, disimulo el llanto…
Y voy viviendo, mientras no me muero.
Con la intención de adentrarme en las coincidencias y diferencias vitales y creativas de los hermanos Machado, preparé hace algún tiempo una presentación Prezi para apoyar unas charlas que puede resultar útil. Se recorre en ella la vida de los autores y, sobre todo, se incluyen poemas; porque fundamentalmente debiera tratarse de eso, de leer sin ideas preconcebidas. La dejo a continuación.

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