¡Pero qué suerte tenemos los docentes con nuestras vacaciones!
Claro que si no fuera por ellas, cualquiera iva -¡Uy, perdón! Quise escribir ‘iba’, pero después de tantas horas de corrección de exámenes ya no sabe uno ni lo que piensa- a aguantar situaciones como la que refleja Forges en la viñeta que me envía mi nunca bien ponderada amiga Mónica.
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Gracias por la cita. Besos